jueves, 2 de junio de 2011

La ventana del mundo (Cap 11)


José acompañó a Ornella por un pasillo de color blanco discretamente escondido tras una simple puerta junto a la entrada de la cocina. Al final, había una verja de pulidos barrotes de acero que conectaba con una bien iluminada escalera de caracol de amplios peldaños que se hundían en el subsuelo de la casa.
Una vez allí, bajaron hasta topar con un túnel, algo estrecho, que los condujo hasta una plateada compuerta blindada de casi dos metros de diámetro,  protegida por un sistema de apertura por código. Ornella se apartó para que José abriera aquel obstáculo.
_”Marca la siguiente combinación: WW-l8-02-60-LH-32-90-19-CU y memorízala.”
El cubano pulsó las teclas en el orden convenido y entonces se encendieron dos led azules en los extremos de la puerta. Una pequeña bandeja de cristal negro brotó del marco lateral derecho, se deslizó en silencio hacia ellos y al detenerse, los pequeños focos azules se apagaron, la superficie oscura del cristal se llenó de una luz color algodón que de inmediato se puso a parpadear.
_”José, pon tu mano sobre ella y no la muevas, serán unos segundos nada más”
Obediente, mi esposo colocó la derecha sobre el cristal y al instante, dos abrazaderas automáticas sujetaron el miembro por la muñeca dejándole fuertemente aprisionado. A continuación Ornella pegó su pulgar sobre el inmóvil dedo corazón de José y esperó hasta ser reconocida por el sistema de seguridad.
_”Este es un escáner de ADN”_ dijo sin bajar la presión del pulgar_”Ahora el ordenador está comprobando mi petición de invitación para que tú accedas al espacio posterior. Aquí se entra por invitación, aunque una vez que seas admitido, no la necesitas.”
_”Me está pinchando”_ se quejó José.
_”Así es, la máquina está verificando que estás vivo, que no se trata de una mano amputada que un intruso quiere usar como llave de entrada, cuando compruebe que eres una entidad biológica autónoma, que tus constantes vitales son las propias, podrás retirarla quedando tus datos en la memoria virtual.”
_”Ornella”
_”¿Qué?”
_”Tú siempre hablas así?”
_”¿Cómo?”
Sonó un bib y las abrazaderas dejaron libre la mano de José, éste se miró las yemas que estaban más rosadas que de costumbre.
_”Es que, caramba, me cuesta pensar que veas a los humanos como entidades biológicas autónomas ¿Te imaginas cómo suena que yo le diga a mi mujer *cariño, eres la entidad biológica más guapa del mundo* Me mataría.”
La trooper lanzó una carcajada que la humanizó un poco más.
_”Si, tienes razón, debo cuidar el lenguaje, mi vida social es algo escasa o tal vez sea que aquí abajo me siento más cómoda conmigo misma, es mi reino, yo le llamo, La Ventana del Mundo”
José miró el a su alrededor.
_”Pues no se ve mucho paisaje, que digamos”
La chica pasó la mano frente a un pequeño sensor y la gruesa puerta de pulido gris les dio paso hacia otra galería con una ligera pendiente hacia abajo.
_” ¿Seguro? ¿Qué tal llevas tu capacidad de asombro?”_ preguntó algo pícara mientras invitaba a seguirle.
_” ¡Uf! A estas alturas ya creo hasta en Papa Noel”
_”No está mal, el personaje del que surgió la leyenda era uno de nosotros, un viejo “Sombra” tan simpático y cachondo que terminó siendo el mito de navidad que conocemos hoy día. Hemos llegado”
Y allí, en apariencia, no había nada. Solamente aire detenido, bastante humedad y una blanca pared de aspecto rugoso que impedía el paso cual fin de un camino.
_”Ahora no te muevas”_pidió la Trooper.
Obediente, José no dio un paso más y Ornella, con una mano sobre el corazón, habló mirando a la pared en el dialecto de los ángeles de las Islas Canarias.
_”Ywa Nawá, egg gó, a hiennée”_(Hola Nawá, soy yo, quiero entrar).
La supuesta pared comenzó a emitir un ligero zumbido que fue en crescendo hasta ser completamente audible, la superficie rugosa se transformó en un extraño portón de color verde amarillento, plagado de figuras geométricas en bajo relieve que tenían en su interior signos indescifrables de un lenguaje completamente desconocido para José.
_”Continúa inmóvil”_insistió Ornella_”Deja que te huela”
_”¿Qué me huela? No parece un perro”
_”Es algo mucho mejor que un perro. Estás ante Nawá, una entidad no terrestre que cuida el acceso a La Ventana del Mundo, es materia viva. Y tiene consciencia. Sólo se pone así de verde cuando está bajo el estrés previo a un ataque defensivo, en el caso de que interprete tu llegada como un peligro, se protegerá lanzándote proyectiles sónicos”
_”Eso suena un poco siniestro”_comentó el cubano en el mismo tono de voz que usamos cuando estamos visitando un mausoleo.
Nawá dejó de zumbar, volvió el silencio y del verde amarillento dejó paso a un violeta brillante.
_”Ya te ha olido, eres aceptado. Ahora la entidad espera tu saludo”
La idea de hablarle a un portón necesitó unos segundos para abrirse paso en la cabeza de José, entre que se asentó en algún lugar del cerebro y el enviar señales al consciente para convencerse de no estar viviendo un episodio de locura, llevó lo suyo.
_” Ywa Nawá, gó egg José”_ (Hola Nawá, yo soy José) y se quedó en blanco, sin saber qué más decir.
Vibraron los bajorrelieves cargados de símbolos ignotos y una voz no humana se dejó escuchar con atronadora fuerza.
_”¡Jooo Zeee!
_”Si, bueno, más o menos, ése soy yo”
Y con sonidos de carillón, majestuoso y antiguo, Nawá dio entrada a una Trooper y un humano al interior de la bóveda blindada oculta en la montaña, lejos de las miradas de la ciudad, a espaldas de cualquier institución gubernamental, fuera de los controles del Estado, indetectable a rastreos térmicos y barridos digitales, encapsulada en la oscuridad de la piedra protectora.
Temblores llenaban la voz de José cuando, a la vista de incomprensibles maravillas, dejó escapar del pecho una pregunta.
_”¿Esto es lo que llaman Encuentros en la tercera fase?”
_”Si José, bienvenido a mi sitio de trabajo. Bienvenido a la Ventana del Mundo”

  

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